Otoño por la noche

Era tan falso pero era lo único nuestro. Un rito cinéfilo. Vestias de negro hasta los muslos, la chaqueta incomprensible, el cabello alborotado. No sé muy bien cuando te conocí... quizás fue dentro de un remolino verde de la plaza o en la cama de tu madre. No importa, esta noche no importa, porque conoces tan bien cada centímetro de mi cintura que te perdono cualquier cosa. Entonces te aprovechas y te enredas en ella; la que vibra, la que muere de escalofrios al hundirse en tu abrigo.
Clandestinamente sonries por debajo de mi nariz, jurando que i put a spell on you , jurando que no me escapo de tus brazos en este mismo momento ¡y corro, y corro!.. y me alcanzas pero te hago cosquillas cerca de tus botones, y volvemos a correr, y cosquillas y correr.
Nos reimos hasta el cansancio, hasta que haces una especie de paso de tango, un boleo nº 8 con sabor a channel y toque de Piazolla. Así, tan apasionado y tan triste que apenas reconozco las flores de tu boca, tu mano tibia en mi espalda como el ganchito del cuadro.
Me besas: besas mi frente, mis ojos, mi mejilla tan tan fuerte pues sabes que es la despedida, que van a ser las 6:34 a.m y que el despertador va a ser el encargado de destruirte una vez más.