La otra cara

No me aguanto, eso es lo que pasa. He estado muy penca ultimamente: creo menos, absorvo más, duermo a deshoras, como cereal como un hamster. Si quiero hablar es cuando hay que mantener el orden; y cuando todos hablan es hora de mi silencio. Dios, me he puesto tan apática! porque intento ser cortez, y claro, muchas veces el papel sale perfecto, todos quedamos muy bien, sí, buenas tardes y se finni, hasta ahi queda porque o intento hablar mas allá de las palabras(las imprecisas, de ahí el silencio) o me convierto en autista compulsiva. Un espiral hacia adentro, me cuesta mucho sacar a la Lizz impulsiva y espontanea. Por lo mismo tiendo a ser extrema, o un caracol o una parlanchina. Y sabe que me aqueja? el tiempo. O también, ufffa! que usual he sentido el egocentrismo, el mero hecho de hablar a veces me parece una vanidad, tan sólo reconozca en este texto los ME utilizados. Me, me, me... es que ME apesta. Sin embargo también suelo reclamar lo poco que hablas de ti.
No me gustan muchas cosas, siento necesidad de un cambio. A veces -en realidad todo el tiempo- busco el giro pero no sé donde anda... quizás está y no lo veo. Me rompe la cabeza pensar en estas cosas sin mucho revés ni derecho. Me tomé un paracetamol ya y nada, leo, divago entre leyes y el cine, y sabe qué? me carga, porque es eso mismo, el sentir no saber nada... y buscar, y de hecho Saber, pero no es una sabiduria vertical, si no horizontal, y... me carga tener sólo eso, se lo juro.